A Su Excelencia Reverendísima
Monseñor Francesco Gentilini
Obispo Deg.mo Rimini
Coriano 12 Marzo de 1839
Excelencia Reverendísima
El Jueves pasado recibí la Venerable Carta que Su Excelencia Rev. me dirigió, y leída rápidamente en un primer momento, me dirigí así a considerarla al pie del Crucifijo no solo, sino también ante el Santísimo Sacramento para reflexionar bien, y también para recibir cierto consuelo de ese disgusto que me causó lo mismo al saber que después de tantos preparativos que se hicieron, y después de haber hecho pública las funciones que debían hacerse, ya anunciada por el párroco en el altar, y por la invitación hecha a todos los párrocos de esta Vicaría, y a las Madrina que debían acompañarnos, y el Magistrado, las Niñas, Su Excelencia no querrá completar tantos proyectos. Realmente me sorprendió, y lo siento aún más porque parece, por la mencionada Carta, que proviene de mi culpa, y que estoy dominada por un espíritu de orgullo e insubordinación. Puede ser desgraciadamente, ya que el amor propio puede hacerme ver, y si para mortificar en mi este espíritu de orgullo conociera mi Superior, que esta humillación fuera necesaria para mí, bendeciría incluso en medio de las lágrimas las disposiciones del Señor que se me manifestaron por su medio..
Podría decir algo en mi defensa, pero no quiero hacerlo si mi Superior no me dice si está bien o no que lo haga.
Finalmente, pido la bondad de Su Excelencia que me pueda decir cómo debería regularme en adelante, y postrándome al beso del Anillo Sagrado, imploro la Bendición Pastoral de
Su Excelencia Reverendísima
Humildísima, Devotísima y Respetuosa Sierva
Elisabetta Renzi