Durante casi dos años, Elisabetta, dividiendo sus jornadas entre oración y trabajo, ha meditado y estudiado la Sagrada Escritura, las reglas y escritos de San Agustín para poder aprender su espiritualidad y formarse como monja agustina.
Tanto nuestra Beata ha hecho suya esta regla, tratando de hacerla vida, que encontramos partes de ella en las reglas escritas por ella misma para las Maestras Pías de la Dolorosa y en sus escritos, enriquecidos sin embargo con el específico carisma que ha recibido del Señor, con sus dotes naturales y con la experiencia de vida en la realidad del tiempo en el cual vivió.